No todo sigue igual

(Todo sigue igual 07)

Trayectoria de la cornada

Mi querido amigo, usted tituló este episodio como “Todo sigue igual”. Debo contradecirle. Hay cosas que cambian. Yo, sin ir más lejos, he salido de mi patio. Sí, sí, lo que oye. La otra mañana tomé mi viejo automóvil y abandoné el calor de la cochera donde habita con el propósito de cumplir con un recado ineludible. Le imagino ahora con el ceño fruncido, pero no se preocupe, el primer asombrado fue el propio coche. Me senté en el puesto de mando y procedí a girar la llave de contacto. Siguieron un par de estornudos metálicos producto de su extrañeza o de alguna alergia que tuviera de alérgenos a los ácaros, al polvo o al propio tiempo, tras lo cual, el mecanismo comenzó a funcionar como de estreno. Y allí me tiene, tras el timón, surcando los procelosos mares de las calles de la ciudad, sorteando autobuses como tempestades y “motillos” como afilados escollos. Sigue leyendo

El turismo es un gran invento

(Todo sigue igual 06)

Las marujas turistas alemanas ante el mármol yacente de Manolete

Las marujas turistas alemanas ante el mármol yacente de Manolete

Ya puestos, lo menos que puede hacer uno en esta vida es lo mismo que hacía mi madre, reírse de todo bicho que pase por delante. Así que en mi último grupo de turistas al que he guiado, ocho marujas alemanas, he imitado a Toni Leblanc en Los Tramposos y solo me ha faltado llevarlas al programa de Juan Imedio para mostrarles la verdadera Spanien o Andalusien. Por si fuera poco la Feria de Sevilla -un lugar rarísimo, oiga, con unos nudos de corbata como melocotones en almíbar; dicho esto con todos los respetos- o la taberna más recóndita de Granada, me las llevé a ver cementerios, tal como hizo Toni Leblanc con sus turistas: No somos nadie le decían los turistas a los familiares del muerto, y estos respondían: cuánto lo querían, ha venido gente de todo el mundo. Sigue leyendo

Alabados sean los dioses

(Todo sigue igual 05)

Todos los dioses

Sí, así lo digo, ¡¡¡alabados sean los dioses!!!, todos a la par para no dejarme ninguno en el bolsillo donde se guardan las cosas de dios. Parece, querido amigo, que mis sermones -por seguir dentro de la nomenclatura divina-, están dando sus frutos. Ya no ve usted a la sociedad que nos rodea con esos tiernos ojillos de querubín. Sigue leyendo

Filomena de los Dolores

(Todo sigue igual 04)

image

¡Qué paliza me he dado! Córdoba-Málaga-Granada-Córdoba-Carmona-Sevilla-Ronda-Málaga en cinco días. Además de hacer de chófer tenía que guiar a un grupito de tres suizos VIP en las bondades del 35 % de paro de Andalucía y aderezarlo con flamenco y mudéjar. Los tres suizos hablaban entre ellos en schwitzedeutsch, que es un dialecto que suena al alemán como Pepe da Rosa haciendo de gangoso suena al español. Así que yo, a veces, asentía por no menear más la m. Sigue leyendo

Canto a mí mismo

(Todo sigue igual 03)

Cartelito no aparcar en la puerta

Mi querido Nando, fui yo y no otro quien le advirtió en mi última carta de que las cosas habían cambiado mucho desde su marcha. Pero me temo que no distinguió el sarcasmo. Aquí siempre cambia nada. El cínico sigue con su desvergüenza en el mentir, asentado en la sólida arquitectura de la lisonja que le proporcionan los aduladores mañaneros que anudan nudos de corbata. Sigue leyendo

Hago lo que me da la gana

(Todo sigue igual 02)

Plaza del Potro

Antes de que los hombres con capirucho llenasen las calles de mi ciudad, decidí una noche hacer una especie de visita turística de madrugada y aprovechar los últimos días sin trompetas y tambores. El recorrido fue el más turístico posible, así que no faltó la calleja de las flores, a solas, ni el Templo Romano, recién adecuado para que hasta los bizcos le echen un buen ojo, sin vallas de por medio. Hacer de turista -viajar- en tu ciudad siempre parece raro, como si uno no tuviese el cerebro dispuesto a la congoja, algo que sí sucede cuando estás en otros sitios y todo te parece memorable. Sigue leyendo

Pan, morcillas y El Cordobés

(Todo sigue igual 01)

Pan y morcilla

Hay quien dice que a mi vuelta después de casi cinco meses, esta España mía, esta España nuestra ha cambiado mucho. Yo no estoy tan seguro de ello. De hecho, en vez de cambiar, a mí me parece que este país ha vuelto a ser. Me remito a las pruebas que a continuación paso sucintamente a numerar: mi amigo Jorge me trae pan y morcilla del pueblo, en concreto de Pozoblanco; Sigue leyendo