Canto a mí mismo

(Todo sigue igual 03)

Cartelito no aparcar en la puerta

Mi querido Nando, fui yo y no otro quien le advirtió en mi última carta de que las cosas habían cambiado mucho desde su marcha. Pero me temo que no distinguió el sarcasmo. Aquí siempre cambia nada. El cínico sigue con su desvergüenza en el mentir, asentado en la sólida arquitectura de la lisonja que le proporcionan los aduladores mañaneros que anudan nudos de corbata. Sigue leyendo

Hago lo que me da la gana

(Todo sigue igual 02)

Plaza del Potro

Antes de que los hombres con capirucho llenasen las calles de mi ciudad, decidí una noche hacer una especie de visita turística de madrugada y aprovechar los últimos días sin trompetas y tambores. El recorrido fue el más turístico posible, así que no faltó la calleja de las flores, a solas, ni el Templo Romano, recién adecuado para que hasta los bizcos le echen un buen ojo, sin vallas de por medio. Hacer de turista -viajar- en tu ciudad siempre parece raro, como si uno no tuviese el cerebro dispuesto a la congoja, algo que sí sucede cuando estás en otros sitios y todo te parece memorable. Sigue leyendo

Pan, morcillas y El Cordobés

(Todo sigue igual 01)

Pan y morcilla

Hay quien dice que a mi vuelta después de casi cinco meses, esta España mía, esta España nuestra ha cambiado mucho. Yo no estoy tan seguro de ello. De hecho, en vez de cambiar, a mí me parece que este país ha vuelto a ser. Me remito a las pruebas que a continuación paso sucintamente a numerar: mi amigo Jorge me trae pan y morcilla del pueblo, en concreto de Pozoblanco; Sigue leyendo

La cosa ha cambiado

(Vuelta a casa 01)

Mi querido Nando, ahora que amenaza usted con volver a su casa, me veo en la imperiosa obligación de advertirle que las cosas han cambiado mucho por aquí. ¿Cuál es el motivo de esos cambios? Ah, querido, si yo lo supiera… Sabe que no entiendo este mundo, así que pocas explicaciones puedo darle. Me limito a prevenirle de que observará cosas que ya no son como las dejó. Por ejemplo, lo que usted llamaba de toda la vida “colchón”, ha pasado a denominarse “equipo de descanso”. Por tanto, si a su vuelta precisa renovar dicho producto, deberá actualizarse de la forma que le comento so pena de parecer un inculto o aún peor, un niño de chupe. Sigue leyendo