Saber dónde se está

(Invierno tokiota 03)

Pasarela

Una de las cosas que más me gusta en el mundo es saber dónde estoy, qué hago y dónde voy, algo parecido a lo que los romanos resolvían con su latinajo “Gnoscete ipsum”. Mire usted, me inquieta mucho viajar y no saber dónde entro ni qué pie piso. Comprenderá que no vaya a ver esos sitios que usted curiosea porque me puedo confundir pensando que entro en una tienda de cómics Sigue leyendo

Masaje kimochi kimochi

(Invierno tokiota 02)

Érase una vez en Jollivú: 5.900 yenes por 60 minutos de conversación para nuevos clientes, 7.000 para los pesados de siempre

Érase una vez en Jollivú: 5.900 yenes por 60 minutos de conversación para nuevos clientes, 7.000 para los pesados de siempre

El que más y el que menos sabe que en Japón, en las películas en las que salen mujeres de cascos ligeros y hombres dotados por la mal repartida naturaleza, pixelan las entrepiernas de las señoras y y los ídem de los señores. A cambio, en los mangas, y en las ilustraciones de los grandes de la pintura japonesa (véase la obra de Utamaro, p. e.) Sigue leyendo

Los hierofantes de Japón

(Invierno tokiota 01)

Santuario Meiji Jinguu

Donde hay un santuario hay un hierofante; y un suelo alfombrado de monedas

Las navidades y fines de año en el país del sol naciente suelen ser bastante aburridas si se comparan con salir de cubalibres con unos cuñados en algún pueblo de Los Pedroches, provincia de Córdoba. Los cuñados de los pueblos son los que dicen esas frases grandilocuentes del tipo tómate algo con nosotros que en los cubalibres es donde se ven los tíos, que para trabajar sirve cualquiera. Sigue leyendo